En todas las culturas, la interpretación de los sueños ha sido motivo de interés para los seres humanos.
Estos se han visto como profecías, mensajes de fuerzas superiores e, incluso, como advertencias. Como en el relato bíblico tan popular en donde José le interpreta los sueños al Faraón, describiendo a siete vacas gordas que eran comidas por siete vacas flacas, simbolizando los siete años de decadencia y miseria que se seguirían a los siete años de opulencia de la tierra egipcia. La correcta interpretación y los consejos dados por José le valieron la salida de la prisión y un cargo gran importancia en el gobierno, dado que era tal el valor que se le atribuía a los sueños en la antigüedad.
A pesar de esto, la sabiduría popular suele atribuir significados opuestos a los sueños. Es muy común que al soñar, por ejemplo, con la muerte de alguien, se piense que le hemos alargado la vida, o que un mal sueño anuncie que alguna cosa buena se aproxima.
Se dice que si en un sueño en el que aparece un funeral o un entierro, esto puede señalar la proximidad de alguna boda u otra alegría de similar importancia, y, por el contrario, al ser un evento alegre, esto puede ser una advertencia de que algo triste podría suceder.
Esta insólita interpretación de los sueños puede tener, sin embargo, una explicación. Los seres humanos perciben de manera inconsciente la cercanía de algún acontecimiento desagradable y tratan de evitar ese mal momento a la conciencia transformándolo en una alegría, al menos durante ese sueño.
Aunque no todo sueño feliz indique una desgracia , o un pésimo sueño atraiga una alegría, esta “profecía invertida” suele suceder con mayor frecuencia de lo que uno supone.