Todos queremos saber que hay entre la vida y la muerte. Queremos saber de nuestros seres queridos fallecidos, de cómo están, decirles aquello que no dijimos en su momento. Muchas veces deseamos que nos guíen en nuestras decisiones importantes o las del día a día, o simplemente sentimos curiosidad sobre aquello que nos espera a nosotros mismos.
En nuestra mente reside el poder para responder a todas esas interrogantes y curiosidad .La mente tiene un enorme poder entre estos dos mundos. A la comunicación que puede darse entre estos mundos se le llama Telepatía. La telepatía se refiere concretamente a las señales, ruidos, olores, y mensajes, que podemos percibir entre los dos mundos.
Durante el año que sigue a la pérdida de un ser querido, la percepción de señales que vinculan y conectan la vida y la muerte, es mucho más fuerte. Es sumamente importante para nosotros poder ayudar o comunicarnos con nuestros seres queridos, aunque hayan fallecido. Esa ayuda que podemos prestarles depende esencialmente del karma.
Cómo percibimos las señales que comunican ambos mundos
Lo primero que debemos saber, es que, al dejar nuestro lado carnal y abandonar nuestra vestidura seguiremos siendo en nuestra siguiente vida tal y como hemos sido en la primera. Si nuestro karma ha sido “pesado” ( o nuestra misión ha quedado inconclusa), tendremos más dificultades para abandonar el mundo terrenal.